Para mi pequeño mejor amigo

Hace mucho que no te veo, escucho o abrazo. Hace mucho que no jugamos un partido de fútbol en la sala de tu casa o corremos uno atrás del otro o en realidad yo detrás tuyo. Hace mucho que no me dices "mira mira, yo quiero ese" mientras apuntas con tu dedo al objeto deseado e inclinas la cabeza hacia atrás con una mirada sigilosa. Hace mucho, mi pequeño mejor amigo, que no te digo Te quiero.
Cada día,  mientras viajo rumbo a la ciudad desde mi trabajo, pienso cómo estarás o qué estarás haciendo, pienso en cómo te estará llendo en tu nuevo colegio, qué tan bien pateas una pelota, si tienes una nueva novia (siempre sonrió en especial con esta idea),  si tienes un nuevo amigo con quien despedirte miles de veces mientras sales del colegio,  si te gustan un poco más libros, si usas cuchillo para comer, si sigues siendo muy difícil de hacer dormir, si aún te enfermas con regularidad (espero que no). Me pregunto también si tus héroes favoritos siguen siendo Batman y el Hombre Araña, si has agarrado un gustito especial por los números, si sigues peleándote con tus tías o si sigues explotando la billetera de tu abuelo, a veces me pregunto si me recuerdas un poco.

Lo que si, estoy seguro que aún eres una maquina con batería ilimitada para correr, que aún ves muchas horas al día tus películas favoritas, que aún te sigue gustando las papas fritas y el huevo frito, que aún rezas cada noche y te olvidas pedirle a Dios por una de tus tías inocentemente , que aún coqueteas con las niñas, que aún vas (cada vez que el clima y la salud lo permiten) a visitar a Dios cada sábado, que aún juegas sin parar con cada invitado a tu casa, que aún dejas desordenada la sala después de jugar, estoy seguro que aun sonríes mostrando todos tus dientes mientras carcajeas traviesamente a quien este alrededor, una imagen tan poderosa como para salvar una vida.

Sabes? Muchas veces me pareció verte por la calle jugando o incluso gritando mi nombre (de la forma en la que tu lo hacias) pero siempre era otro niño tan alegre como tu. Hoy quisiera contarte muchas cosas, buenas y malas , y amagar un mensaje que no estoy del todo seguro si un día te llegará pero tengo Fe de que así será.

Al poco tiempo que me fui de viaje me reencontré con un viejo cura amigo mio de pura casualidad y le conté lo mucho que ya te extrañaba y por inercia estaba algo cabizbajo, él como en épocas escolares levanto mi cabeza, me miró a los ojos y con una sonrisa de darme esperanza me dijo "recuerda que Dios siempre cuidará de él y tu misión ahora es rezar por él, para que esa protección se maximice" Por aquellos días eso no me consoló del todo pero con los días lo fui y lo sigo comprendiendo con alegría y algo de pena. Me distraía dando clases en mi casa de estudios y leía viejos libros

Tiempo después encontré un trabajo, donde amo lo que hago y donde todos mis compañeros, al menos una vez me han preguntado por ti, sabes cómo? Aún llevo un llavero con tu nombre y la verdad  no pensé que mis compañeros fueran tan observadores y curiosos.  Sabes que respondo? Es mi mejor amigo y patea la pelota mejor que tu, sonrió, doy media vuelta y vuelvo al trabajo.
En general eres alguien que siempre me saca una sonrisa y a veces una lágrima pero sin quitar la sonrisa.
La mayoría de mis amigos cercanos en lo laboral son papás y a veces intercambian opiniones o anécdotas, yo los escucho entre divertido y nostálgico. Uno me cuenta que al momento de dejar a su hijo en el colegio, el pequeño orgulloso les dice emocionado a todos sus amigos quien es su papá, recordé cuando haces eso con tu madre y cuando alguna vez a mí me presentaste ante tus compañeros como tu amigo y no entrabas hasta que todos me hayan visto,  era demasiado divertido .

Así me pasa ocasionalmente en mis días cotidianos, recordando las pequeñas aventuras que pasamos, y como paso tan rápido el tiempo, algunos amigos me miran raro cuando les cuento las acciones que generaste en mi, y sonreia al decirles que preferí cambiar mi tiempo de distracción por jugar un partido de fútbol en tu casa, preferí bañarte y alistarte para el colegio a ver la TV, preferí cambiar alguna reunión con mis amigos para pasar una noche en tu casa para acompañarte a dormir, preferí dejar de leer mi libro favorito para leer "Los 3 chanchitos" contigo, porque sin darme, no sólo me sentía feliz a tu lado, sino que también me sentía protegido por ti, por tu inocencia, tu alegría, tu cariño. Y aunque ya no estés ahí, sigo sintiendo en tus oraciones esa protección, quizás por ello el destino quiere que te recuerde casi a diario.

Un viejo amigo,  que también es viejo y por ello es como un segundo padre me animo a escribirte, según él en cada línea escrita iba a sentir que estuvieras a mi lado y no se equivoco, como en muchas cosas. Quizás encontramos una bonita manera de conversar, tus tías me dicen que estas bien,  bien fastidioso pero bien al final. Recuerda que siempre estaré pendiente de ti aunque este de viaje y recuerda siempre cuidar a mamá, ella siempre hace lo imposible por ti. Espero volver a escucharte en una oración durante la noche, de todas las frases que me gustaría decirte a modo de consejo, la que deseo decir ahora no es un consejo es solamente un Te quiero.

Crónica de una golpiza anunciada


1995

En mi temprana edad de tener uso de mis facultades me considero un niño protegido por su familia, mis padres -sobretodo mi madre- evitaba como cualquier progenitor un lió a su hijo menor por más insignificante que sea. Tenia entonces mi prototipo clásico de mi padre como "Superman" y mi mamá como "mamá gallina". Era bastante tranquilo e inocente, a diferencia de mis días presentes, mi madre siempre me recalcaba todos los buenos modales que debía tener, mi aseo personal, mis diminutas responsabilidades como escolar y sobretodo no meterme donde no me llaman. "No todos los niños son tranquilos, evitalos y estudia" según mi nostalgia aquello fue el primer consejo recibido por ella. Mi padre solo atinaba a decirme "pórtate bien y no olvides hacer tu caligrafía" una pena, en mi no sirvió de mucho esos cuadernos para practicar la escritura.
Ya tenia dos o tres años en el colegio, la mente puede hacerme dudar a veces, como buen niño hice caso a cuanta palabra me dirigían mis padres sin poner un pero, además de todo ello mi colegio era religioso e incrementaba mi obediencia al pie de la letra. Iba todo bien, tenia mis amigos tan tranquilos como yo, mi propina, mis profesores, mi propina, mi porta refrigerio con imágenes de mis héroes favoritos de la época y claro esta mi propina. Sagrada para mi, bueno ¿para que niño no?.

El área de la institución parroquial era enorme, por su rubro solo tenia compañeros mas no compañeras, lo cual generó que los juegos de carrera o persecución en el recreo sean interminables, agotadores y algunas veces confusos. Características perfectas para hacer amigos leales, Pablo era uno de ellos un amigo que mi madre aprobaba, tranquilo, de mediana estatura, obediente, callado ante los adultos pero un guerrero en los patios, mi cómplice en exámenes y demás travesuras.

Empezando el segundo o tercer año de escuela, mi reencuentro con Pablo en una nueva aula, mismo pasadizo, diferente profesor, idéntico director e intercalados cambios en quienes ocupábamos las carpetas, algunos faltaban otros aparecían. Mi saludo cordial con la mayoría de mis compañeros llego al intercambio de figuras de colección en el recreo y de paso mi cruce con dos personas nuevas y que nunca olvidaría.
- "Te cambio esa figura" me dijo de manera algo agresiva el más alto de los nuevos compañeros.
- "Esa no la cambio" respondí algo aludido y temeroso.
- "Pero yo la quiero" recalca con cierta autoridad.
Yo simplemente me aparte, y camine con Pablo para iniciar la interminable competencia cotidiana en el patio sin darme cuenta que los dos nuevos me seguían y al empezar a correr uno me empujo sin justificación alguna, caí cual ave impactada por un bala, en seco.
- "¿Qué te pasa?" me defendió Pablo.
- "Que aprenda por no ayudarme" y ambos se echaron a reír.
Desde ese día Aguilar y Drago fueron mis verdugos matinales, entre empujones, insultos, burlas y alguna amenaza se encargan de poner mi jornada de cabeza. Yo me quedaba callado y agacha la cabeza diciendo con un hilo de voz "dejen de molestarme" y me iba con los demás asustado y sin saber como librarme al día siguiente de ellos. Tenia el pensamiento, como la mayoría de niños, de no acusar porque era considerado cobardía y ejemplo de burla adicional. Evitaba cualquier contacto con ambos, y Pablo aunque no era un guerrero más alla de los juegos, era leal pese a su miedo interno. Para mi "buena" suerte ambos eran alumnos aplicados, respondían bien los exámenes y realizaban las labores con mucha eficiencia, por ello Aguilar fue designado como responsable del salón y un cordón de tela a dos colores en el brazo le daba cierta autoridad sobre todo el aula.
- "Nos jodimos" me decía Pablo.
- "No ayudes" respondí.
Pasaron los meses, me acostumbre a evadirlos y continuar con mis deberes y juegos, tranquilo y sin meterme en problemas como me pedían mis padres. Aunque de cuando en vez daban rienda a sus burlas y empujones hasta que Pablo se percató que tan bendito trato era más frecuente con nosotros dos a diferencia del resto, lo cual me jodía más, ese mañana de junio conocí la impotencia, impotencia de no poder hacer nada por mi, por Pablo y el resto de compañeros. No recuerdo cuantos días pasaron exactamente luego de sentir esa mezcla de ira y sed de justicia, pero Aguilar salió con algo totalmente nuevo que otras veces.
- "Tengo hambre, dame tu dinero" me amenazó.
- "No tengo porqué darte nada idiota" respondí tragando saliva.
No vi el golpe venir, solo vi el cielo algo gris y la cara sonriente de Draco mientras Aguilar me mostraba su nuevo botín, botín removido de mis bolsillos, era mi sagrada propina. Aunque estaba herido en el suelo sentí una especie de energía interna, años después supe que se le conoce como adrenalina, me reincorpore de mi lecho al mismo tiempo que trataba de ubicar a mis dos enemigos, cerré mi mano con una potencia feroz y al divisarlos a unos metros sobre mi derecha corrí, corrí con una fuerza que no conocía, sin que él -o nadie en realidad- se lo esperara le devolví el regalo que minutos antes me había dado, primero a Aguilar siguiendo Drago casi al instante, con ambos tumbados en el suelo y la energía aun en mi interior vinieron cuatro o quizás cinco golpes más. Estaba iracundo y solamente clamaba lo justo "devuelvan lo que no es suyo" oración que basta pronunciar una sola voz. Luego de ver mis pertenencias de regreso con sus manos temblorosas me detuve, la energía bajo, mi respiración agitada empezó a estabilizarse, mis manos se abrieron y le sentimiento de impotencia había desaparecido. Pablo me miraba entre asustado y feliz, pero el resto de mis compañeros solo estaban felices
- "Ya era hora" dijo uno.
- "Ojala así aprendan" dijo otro.
Aunque no me cargaran o gritaran mi nombre, me sentía un héroe, pero un héroe que sentía miedo que el día siguiente fuera peor que el resto de días anteriores por semejante osadía. Pero no tuve que esperar al siguiente amanecer, porque ambos cobardes me acusaron de golpearlos, ironías de la vida en plena niñez. Dicha denuncia conllevo una citación de mis padres y quizás mi primer llamado de atención de parte de mi madre, aunque mi padre decía "son cosas de chicos" mientras mi madre le lanzaba una mirada desaprobatoria. Pero lo bonito del recuerdo es que pese al castigo, tanto Aguilar como Drago no volvieron a meterse conmigo ni con nadie más del salón, dando la contra a mis miedos del día de la golpiza.
- "Mejor ya no somos amigos, das miedo" dice Pablo en tono de burla.

Ese día fue el nacimiento de mi peor defecto y mi mejor virtud, la impulsividad pero también mi solidaridad con quien no puede defenderse o quien necesite ayuda.

PD: Es una suerte que aun sigas siendo mi amigo. 


La Banca

2012

Una noche más estoy sentado en La Banca cerca a mi casa, a veces con una botella de agua, otras con un cigarro y pocas veces con un libro. Mi ritual de mi propio estilo de meditación es tomar un poco de aire, contemplar el firmamento y sonreír a medias al ver una estrella al norte, estrella que siempre me recuerda el antes y el después de un tiempo vital, mi tiempo vital; y es ahí donde recuerdo ciertos pequeños momentos, de risa, de tristeza, de estupidez, de lecciones y una pizca de ficción.

Siempre bromeó con uno de mis mejores amigos que debería escribir un libro sobre los últimos 10 años, "pinta a Best Seller tendrá" me anima, pero siendo sincero de escritor solo tengo el fanatismo por mi amor a los libros, pero aun así empece hace poco a dar un bosquejo a una historia inspirada en esos 10 años, y aunque falte mucho para terminarlo, me gustó la idea de tener una especie de registro de algunos sucesos de risa, de tristeza, de estupidez, de lecciones en algun lugar donde el polvo lo cuide como fotos viejas; recuerdo las palabras de mi profesor de historia "País que no recuerda su historia esta condenada a repetirla" gran pauta para inspirar esto, pues de errores ya tuve bastante y de días felices quizás no tanto, pero esos amplían el panorama al futuro, unido claro a la promesa, medio en broma medio en serio que una vez te hice, "Huter para mi y para los demás", un apodo y adjetivo a la vez firmado por ti muchos años atrás.